El aluminio es el metal más importante de los metales no férreos, y uno de los más importantes de los metales en general, con aplicaciones en multitud de sectores como aeronáutica, electrónica, embalaje, arquitectura, automoción, transporte, iluminación, decoración… e incluso como material de blindaje en la industria militar.

Esto se debe a que reúne una serie de características que le dan ventaja frente a otros metales y materiales, de las que se pueden destacar las siguientes:

  • Metal ligero, debido a su baja densidad
  • Elevadas propiedades mecánicas como resistencia, ductilidad, y maleabilidad, que se obtienen gracias a su capacidad de formación de aleaciones específicas
  • Múltiples posibilidades de conformación como extrusión, mecanizado, repulsado, estampación en caliente y frío, embutición, laminación fundición…
  • Buen conductor eléctrico, pero con la posibilidad de formar una capa superficial altamente dieléctrica, mediante el anodizado.
  • Mayor resistencia natural a la corrosión que otros metales.
  • Múltiples posibilidades de acabados superficiales que lo hacen atractivo desde el punto de vista decorativo.

Un tratamiento que juega un papel muy importante en las técnicas de acabado de aluminio es el anodizado, tanto por su calidad de acabado como por la extensión de sus aplicaciones en la industria. Las capas obtenidas presentan una gran resistencia a la corrosión y son una base excelente para retener pigmentos de coloración, lo que permite conseguir acabados con colores atractivos, pero siempre mostrando el aspecto noble del aluminio base.